lunes, 11 de mayo de 2015

Mis gafas de famosa

Para los regalos soy la leche, muy especialita, y ya si se trata de que me regale el parejo, agarrarse los machos toca. Mira que lo pongo fácil, que tengo una wishlist compartida, en la que hay un poco de todo lo que me mola del hipsterio, desde jabones handmade hasta libros de los de pensar. Pues nada, no hay forma, el parejo se empeña en que un regalo es un regalo y, por tanto, no tengo derecho a decidirlo. El derecho es suyo a elegir lo que le salga de los mismísimos y cagarla hasta el fondo.

En estas estamos, cuando a finales de 2014 el calendario señala que cumplo 30 castañas. El parejo se lo estaba temiendo desde forever mínimo. Y a pesar de eso, le puede su hombría, así que a pecho descubierto, opta por pasarse la wishlist por el arco del triunfo y comprarme lo que le venga en gana. Eso es valentía, señores, no lo repitan en sus casas.

Y el día de mi 30 cumpleaños, después de un desayuno en el que parte del menú han sido las uñas y los pellejos que me muerdo pensando en qué idea peregrina habrá tenido el colega para regalarme, aparece con cara de icono de Whatsapp de angelillo inocente y una bolsa de la óptica L'Atelier en las manos. Está claro que este año no me han tocado los jabones handmade.


Me abalanzo sobre el paquete y descubro un estuche molón de color blanco. Lo abro sin paciencia y saco las gafas de sol más bonitas que he visto en mi vida: el modelo Manhattan de Oliver Goldsmith, en color rojo oscuro y cristales grises, ¡exactamente el mismo modelo que lució Audrey en la épica Desayuno con Diamantes! Mientras una parte de mi cerebro calcula con rapidez el posible precio de semejante objeto de deseo (es un efecto secundario de ser hipster de extrarradio, que te puede la parte tacañona), la otra da saltitos de alegría inconmensurable. ¡Joder, esto sí que es un regalazo, no puedo ser más afortunada!



Entre abrazo y abrazo, besos, gritos, el parejo intenta explicarme que hay que volver a la óptica a graduarlas (además de extrarradio, soy miope, eso para el hipsterio está fetén, porque mis gafaspasta no son de palo, señores) y que "ya está to' pagao', chati". 

Me falta tiempo para salir escopetada a L'Atelier, la óptica más chula en la que me han visto el pelo. Están en la calle Moratín, en el barrio cultureta por excelencia de Madrid, el Barrio de las Letras (metro Antón Martín). Tienen un local precioso, donde atienden dos chavales a cual más majo y profesional, que lo mismo te gradúan la vista, que te dan palique,que te aconsejan sobre el diseño de montura que mejor le sienta a tu careto. Y no te aconsejan cualquier cosa, no te creas, porque en L'Atelier no tienen RayBan ni marcas mainstream: si lo que buscas son unas gafas de calidad, y de diseño del bueno, has dado en el clavo. 

Yo, desde luego, estoy encantada con mis gafas de famosa. Me quedan genial y llaman muchísimo la atención, la gente me suele preguntar por ellas y orgullosa les cuento su historia. Espero que me duren años y años, y parejo, tú que me lees, has puesto el listón altísimo para los 31, en diciembre nos vemos, chatungo.

4 comentarios:

  1. Mi chico no da ni una... la ultima fue un robot de cocina, con esas de que estaba en etapa cocinilla, pero un robot para amasar, hacer dulces, vamos algo supermegautil para la vida moderna.... le "obligué" a cambiarlo por una olla programable no sin morros de, es que nunca te gusta lo que te compro.... creo que con el tiempo se ha dado cuenta que le doy mucho uso a su ultimo regalo (iba encaminado, solo necesitó un empujoncito para acertar) ;)

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    1. Kuna, chata, ¿un robot de cocina? En serio, ¿un robot de cocina? A ver, dile al parejo que se ponga.
      Parejo de Kuna: un robot de cocina no es un regalo que mole. Aunque veas a Kuna todo el día entre fogones, aunque luego ella fuera tan maja de cambiarlo por una olla programable (Kuna, anda que...también tú tienes lo tuyo, ¿eh?), que no, que no, que un robot de cocina no se considera regalo. Que luego las lentejas os las coméis los dos, ¿a que sí?
      Es que desde luego...

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  2. Pues mi churri me ha regalado este año el libro de cocina de Isasaweis, yo que odio cocinar y no sé ni hacer un huevo frito, sólamente porque me gusta mucho Isa....así q estamos esperando visitar Gijón y que Isa me dedique el libro porque otro uso no le voy a dar!!!!

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    1. Lukast, amoredelamorhermoso, ¿el parejo tuyo no estaría tirándote una indirecta así con todo su morro? Digo yo, por descartar solo...que si no, no me lo explico. Eso, o se fue al Carreful de turno, vio el careto de la Isasa en un libro, leyó el nombre por encimita y pensó "uys, ¿esta no es la del nombre raro de la que habla Lukast mientras yo hago como que me interesa y tal?" y te lo pilló sin saber si el libro era de cocina o de cultivar bonsais.
      ¿Cuál te cuadra más?

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